Se levantó bien temprano un domingo en la mañana, puesto que su mejor amigo lo pasaría a buscar, para llevarlo a la tienda por departamentos más grande y económica del país. Argenis, su amigo, le aconsejó que fuera con la ropa más cómoda y refrescante que tuviera, así que Luís optó por ponerse un pantalón corto camuflajehado, una camisilla y como jevito al fin, no se olvidó de sus chancletas reef, que hacía una semana que las había comprado.
Llegó su amigo y rápidamente caminaron hasta la parada del autobús, que los llevaría a la tan mencionada tienda. Luís emocionado por conocer el lugar, no le dio importancia a los empujones y mal olores que habían dentro de la guagua, solo se preocupó por no caerse del vehiculo, ya que estaba en la orilla del mismo. Ya pasadas las diez de la mañana, llegaron a la parada de la tienda, en donde Luís se sorprendió por la magnitud del lugar. No había palabras en su boca ni emoción alguna que describiera ese momento, el cual era su primera vez.
Luís, aún atónito, seguía los pasos de Argenis, ya que éste conocía bien el lugar. Había mucha gente, todo tipo de personas, que para ellos caminar tenían que seguir una fila. Era imposible ver una sola una cosa, puesto que todo estaba a la vista. Desde zapatos en todas sus variedades, jeans, camisas, ropas íntimas, bultos, maletas, perfumes, aceite para blanquear ollas, electrodomésticos, CDS y DVD con las últimas películas que todavía no han llegado al país, etc. Lo más atractivo de todo esto es que no se incluyen los impuestos (ITBIS) y hasta se puede regatear.
Llevaban media hora caminando entre la gente. El calor los sofocaba junto al hediondo olor a cloaca, mientras ellos vislumbraban toda la variedad de artículos nuevos y usados, baratos y medio caros que se vendían en la tienda.
Llegó su amigo y rápidamente caminaron hasta la parada del autobús, que los llevaría a la tan mencionada tienda. Luís emocionado por conocer el lugar, no le dio importancia a los empujones y mal olores que habían dentro de la guagua, solo se preocupó por no caerse del vehiculo, ya que estaba en la orilla del mismo. Ya pasadas las diez de la mañana, llegaron a la parada de la tienda, en donde Luís se sorprendió por la magnitud del lugar. No había palabras en su boca ni emoción alguna que describiera ese momento, el cual era su primera vez.
Luís, aún atónito, seguía los pasos de Argenis, ya que éste conocía bien el lugar. Había mucha gente, todo tipo de personas, que para ellos caminar tenían que seguir una fila. Era imposible ver una sola una cosa, puesto que todo estaba a la vista. Desde zapatos en todas sus variedades, jeans, camisas, ropas íntimas, bultos, maletas, perfumes, aceite para blanquear ollas, electrodomésticos, CDS y DVD con las últimas películas que todavía no han llegado al país, etc. Lo más atractivo de todo esto es que no se incluyen los impuestos (ITBIS) y hasta se puede regatear.
Llevaban media hora caminando entre la gente. El calor los sofocaba junto al hediondo olor a cloaca, mientras ellos vislumbraban toda la variedad de artículos nuevos y usados, baratos y medio caros que se vendían en la tienda.
Luís le preguntó a su amigo, si había cafetería. Y éste le contestó: ¡loco, tu’ta en la pulga!, ¿qué tu quieres?, mira la fritura allí, mira el pica pollo allá, o mejor tu quieres un plato de yuca con espaguetis. Luís, sorprendido y con expresión de asco, opta por lo que mejor conoce, unas empanadas de “jamón y queso”.
Mientras Luís se disponía a comprarse unos tenis nuevos, hubo un corre corre, era la gente cayéndole atrás a un atracador que le había llevado la cartera a una mujer. Luís se asustó, el vendedor continuó con la venta y Argenis regateándole al vendedor el precio de los tenis. Finalmente salieron con sus fundas negras llenas de artículos de la tienda por departamentos y Luís, molesto con sus chancletas nuevas en las manos, ya que en corre corre del ladrón se la pisaron y despegaron, se fue surtido de películas de estreno pirateadas, zapatos y jeans de marca, planeando un discurso mental de que había ido a ACRÓPOLIS de compras
Y es que en la pulga hay de todo y pasa de todo.
Mientras Luís se disponía a comprarse unos tenis nuevos, hubo un corre corre, era la gente cayéndole atrás a un atracador que le había llevado la cartera a una mujer. Luís se asustó, el vendedor continuó con la venta y Argenis regateándole al vendedor el precio de los tenis. Finalmente salieron con sus fundas negras llenas de artículos de la tienda por departamentos y Luís, molesto con sus chancletas nuevas en las manos, ya que en corre corre del ladrón se la pisaron y despegaron, se fue surtido de películas de estreno pirateadas, zapatos y jeans de marca, planeando un discurso mental de que había ido a ACRÓPOLIS de compras
Y es que en la pulga hay de todo y pasa de todo.
1 comentario:
Excelente cronica, me encanta tu forma de narrar las cosas y de tu amplia imaginacion. Le doy un 10. Sigue a si y llegaras lejos...
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