Santo Domingo.- Los cuerpos de tres haitianos calcinados fueron entregados por las autoridades dominicanas y haitianas a sus familiares.
Por este nuevo episodio de violencia hay 10 dominicanos detenidos, incluyendo a un ex teniente del Ejército Nacional, que presuntamente pudieron haber cometido los asesinatos en el municipio de Jimaní, provincia Independencia.
Dentro de las montañas de la referida provincia se sembró el terror. La inhospitalidad de la loma El Bejuco fue cómplice de una cacería de haitianos.
El fiscal de Independencia, Ruddy Pérez Medrano, quien lleva el caso en Jimani, se refiere a dos jóvenes de 12 y 15 años y un adulto de casi 30, quienes fueron torturados hasta la saciedad y luego calcinados por un grupo de dominicanos.
“Estaban cortando árboles para hacer carbón y que escucharon unos disparos. Una parte de los 18 haitianos que estaban salieron corrieron y parte de ellos logró escapar, aunque las tres personas que fueron atrapadas por los criminales fueron a los que se le dio muerte”, agregó el magistrado.
A cenizas prácticamente quedaron reducidos los cuerpos dentro de unos hornos para la fabricación de carbón. Los restos humanos eran confundidos con los tizones.
Mesilis Desil, es el haitiano que se le escapó a la muerte. Sus versiones sobre este hecho arrojan luz al oscuro crimen.
Con una gran cicatriz que atraviesa su vientre, quedó Desil tras ser llevado de emergencia al hospital Jaime Mota de Barahona. El haitiano de 41 años, dice que andaba acompañado junto a otra persona que desapareció en el incidente.
“Al principio las autoridades haitianas comenzaron a trabajar con nosotros, pero luego que hicieron contacto con los cuerpos, los rostros comenzaron a cambiar, por que somos humanos, por que ver a unas personas en ese estado es preocupante y sobre todo una persona de su nacionalidad”, dijo el fiscal.
El único sobreviviente de esta tragedia, asegura, a través de un intérprete, no tener rencor hacia los dominicanos.
Martín Matos es un campesino que sirvió de guía a las autoridades para llegar al lugar del crimen. Asegura que el horrendo asesinato forma parte de una maldad.
“Vemos eso como un hecho aislado, de personas que han tomado justicia por sus propias manos y entendemos que debe ser sancionado”, manifestó Pérez Medrano.
Tanto los dominicanos como los haitianos de la zona, entrevistados por El Informe, repudian esta matanza.
Aunque el comercio no se paralizó, cuando llegó la noticia a la frontera, las autoridades incrementaron la seguridad como medida preventiva. La noticia corrió como pólvora y los rumores de represalias aumentaron en Haití.
En Jimaní, el ambiente aparenta ser normal, pero en sus adentros, el temor mantiene en vilo a los dominicanos de la comunidad quienes presienten que pudiera ocurrir una venganza de los haitianos.
En este territorio fronterizo, los episodios de violencia entre dominicanos y haitianos mayormente se dan por disputas de trabajo.
De su lado, los inmigrantes de la zona, tras las muertes, se manejan con cautela. Dicen que ya consideran el territorio dominicano como peligroso, por lo que no descartan retornar a su país, para evitar la muerte.